Nos volvemos a encontrar lector, y esta vez te comparto una observación curiosa sobre un tema que posiblemente te haya tocado vivir o escuchaste que le pasó a un conocido: estás sentado en tu área de trabajo, haciendo para lo que te pagan, y de repente piensas “odio mi trabajo” o “qué infeliz soy”. No exactamente con estas palabras, pero se acerca al cometido del tema de este mes.
La insatisfacción en el trabajo es un evento muy común que inclusive ya lo consideramos como un hábito, un lamentable estado negativo que catalogamos como un obstáculo a superar para poder alcanzar una especie de autorrealización personal, lo cual en lugar de ayudarnos a mantener un grado de paz profesional solo empeora nuestro aparato psíquico interno. Es decir, el creer que estar en un trabajo aguantándolo a regañadientes es parte de la vida diaria es un pensamiento que recién comienza a cuestionarse, muy poco pero los cimientos se están moldeando. El ser un godín a “mucha honra” ya está alejándose de constituirse como un sacrificio de suma importancia o “nobleza”, en pro de un ejercicio de la profesión en un entorno más saludable y positivo tanto para el trabajador como para la empresa.
Pero seguramente te estás preguntando qué puedes hacer el día de hoy para que mañana que entres a trabajar no te sientas tan desdichada… bueno, a continuación te daremos una pequeña dosis mental por medio de la cual puedas comenzar a conceptualizar tu posición hacia una más constructiva. Tu vida no cambiará con tan solo leer este enfoque, pero al menos te dará un empujón en la dirección correcta.
El primer paso que debes considerar para sentirte mejor en el trabajo es nada más y nada menos que a ti. Si, tu. Tú eres parte del problema y de la solución de que te sientas como tal en tu área de trabajo, y no solamente se limita al trabajo, sino que lo puedes aplicar en las demás esferas de tu vida. Tu actitud y forma de comportarte durante tu trabajo es lo que va a medir en gran medida el cómo te sentirás el resto del día.
Se escucha muy simple de aplicar tal sugerencia, pero desde la psicología entendemos que no lo es, y es aquí donde se requiere un ajuste de pensamiento desde tu posición. El cómo interpretes cada evento de tu jornada laboral va a depender del significado que quieras otorgarle, y ante tal amplia gama de situaciones, se te propondrán unas reacciones convencionales para ayudarte a re-enfocarte adecuadamente. ¿Te incomodan tus compañeros de trabajo? Ya sea por razones personales o laborales, estas personas con las que convives a diario son tu medio inmediato de interacción y una fuente importante de conexión social que le da al trabajo cierto “aguante”, por lo que tratar de llevarte bien o conectar con ellos es una buena forma de alivianar el estrés inherente del trabajo.
¿Tu jefe es la persona más horrorosa del mundo? La posición que ocupa esta persona es de suma responsabilidad y presión, por lo que tener un poco de empatía con ésta y comprender por qué actúa de esa manera te puedo evitar tomarte todo lo que te diga de forma personal. ¿Una tarea encomendada es muy estresante? Respira, delega, esfuérzate y comprende de nuevo que todos los trabajos tienen sus periodos de boom, y ante tal adversidad solo queda esforzarse colaborativamente con todos, entender que es una etapa, y aportar lo mejor que puedas al proyecto, pensando que esto puede conllevar una nueva oportunidad para ti.
¿Por qué aun así me siento tan infeliz? Podría deberse a muchas razones, entre ellas es que llegues al trabajo con una actitud pesimista y predisponiéndote a sentirte miserable, cuando con solo sonreír, tratar de llevarte mejor con los demás y enfocándote en lo positivo de tu área de trabajo podrías mejorar considerablemente el cómo te sientes… pero también existe la remota posibilidad de que ese trabajo no sea para ti, que no concuerda con tus metas a largo plazo, en cuyo caso puedes mantenerte en el mismo sabiendo que forma parte de un escalón más en tu proyecto de vida, una etapa en tu plan maestro.
O si de plano te sientes muy infeliz, ¿por qué no sales a buscar lo que realmente te apasiona? Aquí lo importante es recalcar que la cura comienza contigo y tus decisiones.